El pasado jueves, 27 de febrero, entregamos los premios del concurso de mircrorrelatos "El tren y yo". Aquí colgamos los finalistas y, a continuación, los seleccionados:
FINALISTAS
PRIMER CICLO
Nuria López Cuberos
Irene López Hernández
Sancho del Buey Martínez
Amelie Ann Miller Orenes
Lucía Ruiz Hellín
Juan Marín Pérez
Carmen Santiago Fernández
SEGUNDO CICLO
Telmo Grau Márquez
Sara Bermejo Lucas
Ana Hernández Marín
Milashu López Cárceles
Paula Pérez Panalés
Daniel Zaragoza Guirao
María Izquierdo Martínez
Laura Mateo Fenoll
Alberto Corbalán Moreno
BACHILLERATO
Alejandra López Morales
Javier Muñoz Moreno
Luisa González Llamas
Rocío Flomesta Fresneda
Ariadna Orenes Albaladejo
Ana Gil Sánchez
Sofía Zapata Ortiz
Nerea Marín Delgado
Salomé Sánchez Dujardin
Sabina Martínez Tamayo
Daniel López Mateo
GANADORES
CATEGORÍA: PRIMER CICLO
1º premio
El tren de los sentimientos
Me llamo Rigel. Soy una persona a la que le llaman pobre, pero yo no me veo pobre, pues tengo lo que necesito: felicidad. Vivo en una estación de tren, y, aunque es un sitio frío me siento cómodo, pues nadie me quita la sonrisa de la cara cuando pasa un tren.
Siempre he esperado a que mi tren se pare, pero, tras varios años en la estación, me he dado cuenta de que no he de esperar mi tren sino que tengo que esforzarme en encontrarlo, y así fue como descubrí que no era tan fácil, pero después de varios meses de búsqueda, lo encontré.
Fue un día muy especial para mí, pues siempre había visto a los trenes pasar, pero nunca había tenido el valor suficiente para meterme en uno. La experiencia fue única pues nunca había visto un tren tan grande ni tan bello, todos los trenes en los que se subían la gran mayoría de las personas eran grises y tristes.
Solo por eso supe que era el mío, porque estaba lleno de color y de sentimientos que todavía no había podido explorar.
Sancho del Buey Martínez - 2ºA
Accésit
Hola, soy Steph, un viejo tren. Yo diría que mi vida es bastante normal. Todos los días varios pasajeros suben y bajan de mí, de todas las edades. He viajado muchísimo y he visto de todo, desde Galicia hasta Cádiz. Lo único que ha cambiado con los años, a parte de mis viejas ruedas, ha sido el paisaje de fuera. Me acuerdo de otros tiempos, en los que pasaba por praderas verdes, llenas de vida. Ahora, en cambio, el cielo está más gris, los árboles desaparecen y las plantas envejecen. Los animales que solía ver, cada vez son menos. Las personas que se montan llevan mascarillas. Alguna vez he escuchado a los pasajeros hablar sobre esto, sobre el calentamiento global o algo así. Me entristece escuchar que el mundo ha cambiado de esta manera. Pero, según he oído, aún hay esperanza. Ya hay personas intentando hacer un cambio. Dentro de poco me van a reemplazar por un tren eléctrico. La verdad, estoy asustado de lo que me podrá pasar, pero también contento de haber colaborado de alguna manera. Si algún día me ponen sobre raíles de nuevo, espero ver el mundo verde, como antes lo era.
Amelie Ann Miller Orenes- 2B
CATEGORÍA: SEGUNDO CICLO
1º premio
Corría el año 2045 y una niña le pregunta a su madre: ¿Mamá, echas de menos a los abuelos? La madre responde: ¿Te acuerdas del parque en el que jugabas cerca de la estación cuando eras más pequeña? Sí. ¿Y de aquella noche que te pusiste malita y fuimos al centro de salud del infante, y el médico te dijo que no era nada solo que habías crecido un centímetro más? Sí. ¿Y de esta mañana al ir al colegio? Claro que sí. ¿Y recuerdas haber tenido que esperar a que pasase el tren? No mamá el tren va soterrado. Pues cada vez que paso por aquel parque, o voy al centro de salud, o te recojo del colegio, me quedo unos segundos en silencio, y pienso: gracias papá y mamá, gracias Joaquín Contreras, gracias abuela del soterramiento, por ser mis heroínas. Gracias a todas las vecinas que luchasteis. Gracias por vuestra lucha por unos barrios dignos, donde mis hijos crecen en libertad de movimiento.
La niña miró a su madre que tenía los ojos llorosos y cogiéndola de la mano le respondió: Cada vez que pase por la plaza del Soterramiento miraré al cielo y recordaré a los abuelos.
La niña miró a su madre que tenía los ojos llorosos y cogiéndola de la mano le respondió: Cada vez que pase por la plaza del Soterramiento miraré al cielo y recordaré a los abuelos.
Daniel Zaragoza Guirao 4ºC
Accésit
FUGAZ
El tres de abril a las seis de la tarde, te encontré en un recuerdo soñoliento. Te rocé con la mirada y tú me besaste con las manos. Mientras mis cabellos ondearon tu cuerpo, me meciste en el aire de plumas ligeras. Mis mejillas ardieron. Me saludaste. Y yo te sonreí con la mirada y caso tropiezo con las vías. Desde aquel día, trazar ese camino desde tu piel a la mía, no lo he vuelto a sentir. Pues resulta que entre nosotros quisieron le levantar un muro de contrariedades, de síes y noes, de verdades camufladas, de luces y sombras.
Así que ahora, como todas las tardes, espero al tren de las seis menos cuarto. Veo los vagones pasar, algunos llenos y otros vacíos, y contengo la respiración hasta que oigo las sirenas sonar. Es en ese momento (a las seis de la tarde) que quiero congelar el tiempo, volver atrás y encontrarte de nuevo.
Milashu López Cárceles 4°A
CATEGORÍA: BACHILLERATO
1º premio
Hace muchos años, en la ciudad de Dudinka, alguien tuvo la idea de crear un tren que permitiese a los habitantes ir a la capital rápidamente. El único problema de esta idea era decidir dónde construir la estación. Algunos decían al Norte, otros al Sur, otros al Este y unos últimos al Oeste. Por ello, para contentar a todo el mundo se decidió construirla en el centro de la ciudad y por motivos de seguridad constuyeron un muro doble que separase la vía de los habitantes.
Todo esto trajo problemas: la demolición de las ciudades que estaban por donde pasaba la vía, división de la ciudad y división de opiniones entre los habitantes. Con el paso de los años, la ciudad se dividió hasta llegar al punto de independizarse la una de la otra. Era tal la enemistad entre ellas que había gente que hablaba de una futura guerra. Por e o, un día se decidió destruir el muro y constuir una estación al Norte, otra al Sur, y lo mismo con el Este y el Oeste. La ciudad se volvió a unir. Se dieron cuenta que finalmente lo barato, que era construir una estación, les salió caro.
Daniel López 1ºBach A
Accésit
PAISAJE
Metió sus herramientas de trabajo en la vieja cartera de cuero y salió apresuradamente hacia la estación. En su camino, como siempre, subió y bajó los numerosos peldaños de la construcción que separaba ahora los barrios hermanos. Giro a izquierda, luego a derecha y siguió todo recto sin prestar casi atención al paisaje. Encendió el primer cigarro de la caja recién estrenada y disfrutó, por unos instantes, de ese asqueroso humo gris que empañaba sus pulmones. Entonces, miró su reloj de pulsera e, instantáneamente, echó a correr, llegaba tarde. Nunca había sido dado a ninguna actividad deportiva y pronto sucumbió. Estaba exhausto no solo físicamente, sino también anímicamente. Estaba cansado de las mismas circunstancias, de la misma sociedad y de la misma vida de siempre. Quería cambiar, necesitaba cambiar. No era cuestión de haber perdido el tren sino de no haber deseado cogerlo.
Ese día, por poco literario que pueda ser, el protagonista de esta historia llegó a la estación y esperó el próximo tren con destino al lugar que le repugnaba.
Era lo mismo que le sucedía al hombre que se había cruzado en la calle y a la mujer junto a la que estaba sentado, había decidido no decidir.
Javier Muñoz Moreno 2ºB Bach
ENHORABUENA A TODOS
Ángeles González-Sinde.
ResponderEliminarMe gustó mucho porque es una mujer de mundo: ha sido directora de una película, guionista de otras cuantas, escritora, ministra de cultura, y a su vez ganó dos Goyas. Me encantaron sus consejos: que podemos ser lo que queramos solamente con mucho esfuerzo y mucha constancia.
José Antonio González López 2°BX